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Ser un devoto fan de la música de los 60 y la cultura Yé-Yé en estos tiempos que corren, es cuanto menos difícil y tener la oportunidad de poder entrevistar a una leyenda de aquella época es todo un privilegio. Las palabras se quedan cortas al intentar definir la experiencia de entrevistar a Pedro Ruy-Blas, cantante, percusionista y compositor, que supo fusionar y llevar a lo más alto géneros como el flamenco, el jazz etc.
Aquí os dejamos la síntesis de una fabulosa charla.
¿De dónde viene tu sobrenombre Ruy-Blas?, ¿es por la obra de Victor Hugo?
Fue el nombre que se eligió, cuando grabé en 1970 “A los que hirió el amor”, una canción tremendamente Hugoliana. Como sabrás Rui Blas era un patán sin ningún tipo de cultura, que era criado de un gran señor que quería acceder a la corte española. Por alguna razón que no recuerdo, este patán se hacía pasar por su señor y logró entrar en la corte. Una vez allí, se enamoró de la reina, tanto, que acabó entregando su vida por aquel amor.
En el año 68 sustituiste a Teddy Bautista en el grupo Los Canarios ¿Cómo fue la experiencia?
Fue una experiencia maravillosa. Antes de formar parte del grupo les había visto tocar y me había impresionado. También habían sacado su primer single “Peppermint frappé” de la película de Carlos Saura y me parecía algo insólito dentro de la música española que se hacía en aquellos años. Me sabía todas sus canciones. Recuerdo que después de haber pasado una época muy mala tras haber dejado Los Grim; una noche al llegar a mi casa, había una nota que decía –Te ha llamado don Eduardo Bautista y mañana por la mañana te van a venir a recoger para que vayas a ver a Los Canarios, que te quieren oir-.
¿Y qué te pasó por la cabeza en ese momento?
No lo recuerdo bien, pero seguramente aluciné, y más aún cuando a la mañana siguiente vino a buscarme don Eduardo, el padre de Teddy, porque a él ya se lo habían llevado a hacer la “mili” a Canarias. El motivo por el que buscaban un cantante era porque su canción emblemática Get on your knees” (ponte de rodillas) se puso primera en las listas de ventas y aunque en un principio querían esperar la vuelta de Teddi, necesitaban dinero y el teléfono echaba humo para contratarlos. Después de hacer pruebas a otros cantantes, Vicente Salas, un representante con el que yo había trabajado, les habló de mí y muy escépticos me llevaron al emblemático sitio de ensayos, La Isla de Gabi, hice la prueba y cuatro días después estábamos tocando en las Fallas de Valencia. Al principio me rebautizaron con el nombre de Jonny Folcker, para que pareciera extranjero, pero la gente descubrió el montaje y volví a ser Pedro Ample. Fue el grupo en el que me hice un “hombrecito”.
De Los Príncipes diste el paso a Los Grimm, de ahí a Los Canarios y llegaste a formar parte también de The Briks ¿Cómo recibió España en aquellos momentos, ese tipo de música? (Teniendo en cuenta que musicalmente esos grupos iban desde el pop psicodélico al soul)
Fue una salvajada, fue todo muy rápido. Todo lo que venía de Inglaterra y Francia, tuvo una gran incidencia en ciudades como Madrid y Barcelona, ya que fueron los pioneros en toda Europa en acercarse al Soul, RnB etc. En esa época la gente buscaba evadirse, pero no existían las discotecas, si no clubes. Aunque pareciese mentira, la gente tenía mucho conocimiento y era muy aficionada a este tipo de música, sobre todo los jóvenes, por ello se nos exigía mucho. Los grupos tenían que sonar bien, tocar bien, tenían que tener un muy buen repertorio, y todo esto teniendo en cuenta que los músicos de aquellos grupos habíamos aprendido a tocar de oído, escuchando los discos, copiándolos… No había escuelas ni libros donde aprender a tocar. Tenias que tener mucha vocación y ganas de aprender. Pero todo ese esfuerzo se veía premiado en esos sitios donde podías tocar para cientos de jóvenes que buscaban divertirse y bailar todas las tardes. Con The Brisk, me pasé unos seis meses tocando en uno de los clubes más emblemáticos de Madrid, el JJ y eso sirvió para enriquecer mi carrera.
Mi Voz Es Amor, la prohibió la censura, ¿fue éste el detonante de tu viraje hacia el progresivo o el jazz? Si no fue así, ¿qué fue lo que te hizo dar el paso?
No fue el detonante, fue algo que me hizo ver rápidamente algo que hubiera terminado por ver más tarde. Mi cambio fue una consecuencia de mi personalidad. Cuando yo escribí esta canción y empecé a hacer galas, tenía la sensación de que el público al que me dirigía no era el público que yo buscaba. En aquel momento no me veía reflejado en él. Aquella canción era bastante ambigua; hay quien la interpretaba como una canción dedicada a la memoria republicana, pero esta ambigüedad llamaba la atención y gustaba tanto a los de izquierda como a los de derechas. Sin embargo la segunda canción ya definió todo el asunto, y fue entonces cuando la censuraron brutalmente.
Fundaste junto con Jorge Pardo, José Antonio Galicia, etc. el grupo Dolores y llegaste a colaborar con Paco de Lucía ¿Cómo fue esa colaboración? Se dice que desde entonces, se abrió una nueva época en el flamenco, ¿lo crees así?
Si. Desde luego fue un punto de inflexión importante. Paco de Lucía escuchó uno de nuestros discos y un día me llamaron de su discográfica porque Paco quería verme. En ese encuentro me ofreció irme con él en su primera gira por Europa. Barry Marchall, un importante mánager británico fue el que le dio esta oportunidad, pero le dijo que sería mucho más exitosa si se dejaba acompañar por músicos que tocaran la percusión, que vinieran el Jazz y que tuviesen facilidad para adaptarse un poco a los ritmos flamencos como la rumba y las bulerías. Por supuesto no contemplaban para nada la flauta y entonces le convencí para que metiera en su grupo a mi amigo Jorge Pardo, para mí el mejor flautista. No sé por qué, pero una cosa que tienen los grandes artistas es que muchas veces se hacen los tontos.
¿Por qué lo dices?
Porque seguramente el ya habría pensado que Jorge podía encajar bien en su grupo, pero me dejó que lo convenciera. Entonces nos fuimos de gira, y la primera fue un éxito rotundo, por lo que el mánager nos propuso hacer otro circuito mucho mayor. Para la segunda, Paco de Lucía y todo el grupo Dolores nos fuimos de gira y ese fue el primer paso para que Paco formara su sexteto, los músicos que llevó durante prácticamente toda su carrera. Por lo tanto, sí que hubo un antes y después de aquella colaboración. Personalmente se forjó una gran amistad, compartimos muchos momentos inolvidables y lo que yo le pude aportar a él fue siempre mucho menos de lo que él me pudo aportar a mí.
Has participado en varios musicales importantes, como Jesucristo Superstar, Los Miserables, La Maja de Goya , Cats… ¿Cómo viviste tú esas experiencias desde dentro?
Es otra obra de teatro aparte. Muchas veces he pensado que todo eso es una tragicomedia llena de anécdotas para todos los gustos. Tienes momentos infinitamente felices, pero también hay momentos de mucha tristeza, momentos en los que se ponen en evidencia todos los defectos y virtudes de los seres humanos, ambición, celos, engaño, amor, sentido del humor, inteligencia … está lleno de cosas buenas y malas. Para mí las buenas obras de teatro son aquellas en las que nos permiten identificarnos con los personajes, unos son más buenos, otros más malos, y la gente elige que arquetipo quiere representar. La parte trasera del teatro está llena de arquetipos, puede haber alguien que esté deseando que te caigas por una escalera para reemplazarte, pero también hay gente que en el momento en el que te pegas un tropezón está ahí para sujetarte, es como la vida misma.
En el año 80, reemprendes tu carrera como solista, grabando para la discográfica de Mario Pacheco, Nuevos Medios. ¿Cómo fue tu relación con Mario?
Conocí a Mario en la época en la que yo estaba con Dolores (1975 aprox.). Era un tipo peculiar, tenía mucha personalidad. Después le perdí la pista hasta que me enteré que abrió una discográfica independiente, la primera en reaparecer después de que en el 1971 las productoras multinacionales tomaran todo el poder. En los ochentas, hubo un cambio de rumbo, ya que las grandes productoras permitieron a las independientes que les mostraran el camino a seguir porque ya no tenían ni idea de hacia dónde iba el tema. Fue entonces cuando aparece Mario Pacheco. Ahora mismo no se entenderían muchas cosas de la música en España, si no fuera por él. Ya que fue el que se dio cuenta desde el principio que el flamenco tenía que reciclarse, que no iba a dejar de existir ese flamenco clásico de siempre pero que había muchos jóvenes sabios y gente nueva por la que había que apostar. Era una excelente persona, con una personalidad maravillosa, pero a pesar de todo nunca es fácil la relación entre un artista y un productor. Lógicamente se le aprecia, y es una persona que ha dejado su firma en una época de la música en España. ¡Mario, que grande eras!
Escrito por Antonio Fuentes León.
En 1976 salió al mercado discográfico un álbum llamado “Dolores”. Un trabajo totalmente innovador para la época. El disco aportó una extraordinaria mezcla de jazz, flamenco, rock y la utilización de la voz como un instrumento más. Algo nuevo en la música española.
El grupo Dolores estaba formado por excelentes músicos, especialmente del mundo del jazz. Uno de aquellos innovadores músicos era Pedro Ample Candel, verdadero nombre de Pedro Ruy Blas. Uno
de los artistas más respetados dentro del mundo del espectáculo desde la década de los sesenta cuando empezó su carrera. Dentro de aquel extraordinario disco había una
composición de Pedro llamada “Ceuta”. Un tema instrumental lleno de matices y sorprendentes sonidos que he colgado varias veces en la red y programado en radio. Siempre
deseé conocer el motivo de esta dedicatoria. Hacía tiempo que había hablado del tema con Pedro pero ha sido recientemente cuando hemos vuelto a hacerlo y aclararlo.
Hace escasos días me mandó un escrito recordando su etapa como vocalista de The Brisks y los días pasados en la ciudad. De aquella estancia y amigos, nació “Ceuta”.
A finales de 1970 después de catorce o quince meses como cantante de Los Canarios, mientras Teddy Bautista hacía la mili, Los Brisks un grupo de Ceuta que residía en Madrid, (de donde yo soy)
consiguieron un buen contrato para tocar cada noche en un club por entonces muy prestigioso llamado JJ en la Plaza de Callao, el corazón de la Gran Vía madrileña en el que yo ya había actuado
muchas veces con Los Canarios. Eran los tiempos en que el “Soul” hacía furor y Los Brisks habían adaptado al completo su repertorio a ese estilo, y pensaron que yo, que andaba sin grupo y sin
saber que hacer, sería el cantante idóneo para su nuevo periplo. Los Brisks por aquel entonces lo formaban Juan Pozo Herrera, guitarra, de Ceuta, José García, batería, también de Ceuta y el
bajista Julio Rey de Tánger, el órgano estaba a cargo de un muchacho con apenas quince años llamado Rafael Guillermo que más adelante formaría parte de Los Pop-Tops y un saxofonista de Almería,
Juan Pozo. Alternábamos cada noche en aquel JJ con dos grupos cuyos respectivos cantantes eran dos afros norteamericanos, uno de ellos llamado Ernie Garret y el otro Carl Douglas, que algún
tiempo después logró un éxito importante en Inglaterra con un tema titulado “KungFu-Fighting”. Durante todo un invierno actuamos cada noche y el grupo sonaba muy bien y no desmerecíamos al lado
de aquellos genuinos cantantes americanos. Aquel contrato que había comenzado en Octubre de 1969 duró hasta finales de Abril. Los Brisks seguían viviendo en una pensión de la Plaza de Santa Cruz,
pero no salía ningún contrato y ellos esperaban ansiosos el momento de poder regresar aquel verano a Ibiza a un club de San Antonio Abad, el “Play Boy”, en dónde ya habían estado un par de
veranos antes. Siendo como ellos eran de Ceuta me propusieron mudarnos allí en donde al menos podríamos tocar los fines de semana en un baile que se organizaba en La Muralla y esperar primero un
contrato a punto de firmarse en un complejo turístico en una playa de Restinga en Marruecos y después ya a finales de Julio el ansiado regreso a San Antonio Convencidos de que aquello era lo
mejor, cruzamos el estrecho y nos instalamos durante unas tres semanas en Ceuta, en donde yo finalmente dormía cada noche en dónde podía, pues no había ni para una triste pensión. Por las mañanas
jugaba al fútbol junto a la playa en el club natación Caballa, Subía y bajaba al Príncipe, al Hadú, y fue en Ceuta en donde por primera vez en mi vida me alejé bastante y por largo tiempo de
Madrid, de modo que fue allí en donde comencé a hacerme un hombrecito, a conocer las primeras penas y agobios de no tener un duro, deambulando de aquí para allá, paseando a solas horas y horas
junto a la muralla y el puerto, golfeando por las noches con algún amigote bastante mayor que yo que nos dejaba pasar la noche a mí y a una amiga de su amante en un almacén de ropa usada del
ejército, sobre mantas, gabardinas, cartucheras, botas, etc., después de haber comido algún bocadillo y beber yo que sé el qué, a altas horas en una cantina que estaba justo al lado de la aduana
con Marruecos en dónde, creo recordar, pagaba aquel tipo a cambio de entretener a la escopeta de su novia. También recuerdo a una muchacha marroquí que vestía completamente de un modo occidental,
con vaqueros y camisetas. Se llamaba Batula, nunca lo olvidaré. Era una de las chica mas bonitas que he conocido en mi vida. Hablaba castellano y vivía en una furgoneta DKV aparcada en no sé
dónde y allí pasé con ella tres o cuatro noches, pero un día desapareció. Alguien me dijo que la furgoneta era de un hermano suyo que no consintió que estuviera conmigo y se la llevó de allí con
amenazas y ya no volví a verla. El contrato para Restinga salió y para allá que nos fuimos, aunque un par de semanas después regresamos a Ceuta ocho o diez días más antes de marchar a Ibiza pues
aquel contrato en la isla de los sueños había salido para nuestro alborozo. Esos últimos días en Ceuta, pasé cada noche de un lado a otro de la feria. Seguíamos tocando los fines de semana en La
Muralla, pero recuerdo que las chicas que iban por allí eran unas nenas de papa, probablemente papás militares y eran muy inaccesibles, muy distantes, a pesar de que no podían ocultar que se les
caía un poco la baba con los chicos del grupo, eso sí, de lejos. Ceuta fue para mí una experiencia vital, muy importante, y a pesar de los sinsabores y las inclemencias, me sentía pleno, feliz. Y
además conocí a aquellos músicos de Los Brisks grandes amigos que nunca he olvidado. Por eso dediqué a Ceuta aquel tema que formó años después parte de mi disco “Dolores” Pedro Ruy-Blas
El músico
Pedro Ruy –Blas nació en Madrid. Desde temprana edad empezó a escuchar a grandes del R&B y del Soul gracias a su cuñado americano de la base de Torrejón. Como otros tantos en diversos puntos
del país, la influencia de las bases fue decisiva en su formación y estilo musical.
Después de algunos grupos de aficionados muy jóvenes, Pedro entró en Los Grimm. Grupo que el paso del tiempo ha convertido en una banda de culto. Muy apreciada por su excelente calidad y
por su enorme potencial. Jimi Hendrix, Spencer Davis Group, Steppnwolf… sonaban con mucha potencia en sus
conciertos.
La incorporación de Teddy Bautista a la mili le abrió la puerta como cantante de Los Canarios. La vuelta de T. Bautista lo dejó en la calle y poco después se incorporó como cantante a The
Brisks. El conocido productor Alan Milhaud se había fijado en Pedro en su etapa con Canarios y le propuso producirle como solista. La canción elegida para su debut fue una versión de
“Ceux que l´amour a blessé” que en Francia había grabado Johnny Hallyday con gran éxito.
“A los que hirió el amor” fue un enorme bombazo. Una canción antibelicista con un gran arropamiento y con la gran voz de Pedro. Después grabó varios discos más como “Mi voz es amor” que sufrió la
censura por su letra y fue retirado de las emisoras de radio y televisión.
Dejada atrás su época como solista, Pedro fue frecuentando ambientes de jóvenes músicos empeñados en hacer jazz español. Algo que a él le atraía mucho. Nació “Luna Llena” en 1975. Un disco
de samba, balada, pop, jazz, de ritmos pausados en el que Pedro y acompañantes se mueven muy a gusto. Un disco que mostró la evolución de Pedro. Tras este disco surgió el grupo Dolores.
Jazz-rock y fusión será el eje musical innovador. Tres LP´s, 1976-1978, dan sobradas muestras de su estilo. Algo nuevo en la escena española, teniendo siempre al jazz como referencia.
Paco de Lucia convirtió a la mayoría de músicos de Dolores en su banda de acompañamiento en su primera gira europea, su recordado Sexteto. Pedro fue el batería en esta gira. A partir de
1982, después de una estancia en Nueva York, formó una nueva banda con músicos de Barcelona y Madrid llamada Puente Aéreo y en 1984 grabó un nuevo disco “Madre Ciudad”. Un disco de jazz,
género por el que Pedro optó definitivamente.
Fue ese mismo año en el que se adentró en el teatro musical. Jesucristo Superstar, La Bella Helena, La Maja de Goya, La Magia de Brodway, Cats, Memory y su gran triunfo como Jean Valjean, el
inolvidable protagonista de la inmortal obra Los Miserables, con más de quinientas representaciones, son obras que mostraron la versatilidad y calidad de Pedro.
Desde 1999, Pedro ha grabado varios discos, siempre dentro del jazz, y realizado giras por España y extranjero hasta llegar a 2013, año que retomó un proyecto aplazado. Rodeado de excelentes
músicos, grabó “El Americano”. Apodo con el que fue bautizado desde muy joven. Un disco en el que rinde tributo al jazz más americano. Clásicos de George Gerswin, Prevín y
algunas joyas del pop suenan en la enorme voz de Pedro. Un disco que si se tiene oportunidad, hay que escucharlo en directo y que da sobrados motivos para comprender el respeto y
admiración de la profesión hacía la figura de PEDRO
RUY-BLAS.
sáb
11
may
2013
Publicado en Websanta,
Revista digital delI.E.S. "La Fuensanta",Córdoba, España.
12 de abril 2013, por Antonio Barranco Jiménez
http://www.gesdocieslafuensanta.com /spip/spip.php?article606#forum932
Pedro Ruy Blas es considerado por la crítica especializada como “la voz del jazz español”. Cantante excepcional, compositor, batería, arreglista, actor, este madrileño no tiene límites creativos. Camaleónico en sus propuestas, pero con un sello siempre personal, es un prodigio de técnica, emoción y elegancia a partes iguales. Dentro de su amplia biografía destacaría cinco momentos esenciales que resumen su trayectoria:
1. Innovación: En los años 70 fue miembro de Dolores, grupo compuesto por músicos tan prestigiosos en la actualidad como Jorge Pardo, Rubén Damtas, Tomás San Miguel, o José Antonio Galicia. Su fusión única y sorprendente de jazz, flamenco y ritmos afroamericanos, revolucionó la escena musical española, para la cual siguen siendo un referente al día de hoy. Incluso se convirtieron en el grupo acompañante de Paco de Lucía, cuando éste decidió investigar más allá del flamenco.
2. Obra maestra: En 1984 edita Madre Ciudad, grabación casi olvidada, pero imprescindible. Temas como ”Una canción”,”Madre ciudad”, “Al doblar una esquina“, “La penúltima copa” o “Me he debido morir”, hacen de él un clásico indiscutible y uno de los mejores discos de jazz fusión grabados en España.
3. Crooner: Desde la publicación en 2003 de su disco De todo Corazón, Pedro Ruy Blas se ha convertido en un genuino crooner, con un repertorio que abarca los clásicos americanos, la revisión de sus propias canciones y el homenaje a los standars españoles, esos temas que se nos han grabado en nuestro inconsciente.
4. Teatro musical: Figura imprescindible en los más importantes musicales de este país, entre los que destacan “Los miserables”, “Jesucristo Superstar”, “La maja de Goya”, “La magia de Broadway” o “Cats”. Su interpretación del personaje de Jean Valjean en “Los miserables” goza de un enorme prestigio internacional.
5. Himno: Si hay una canción emblema en su repertorio es “A los que hirió el amor”, un duro alegato al desamor, que lo situó en el firmamento de los mejores cantantes de la época, logrando uno de sus mayores éxitos.
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2011
http://www.buscamusica.es/contenido.php?id=1935
En los 70 fundó con Jorge Pardo aquella hermosa aventura pionera que se llamó Dolores, de la que salieron tres discos.
PEDRO RUY-BLAS es considerado "el cantante de jazz" de España, por facultades, valentía y perseverancia en seguir su propio camino. En los 70 fundó con Jorge Pardo aquella hermosa aventura pionera que se llamó Dolores, de la que salieron tres discos. Protagonista en varias comedias musicales, reveló también su calidad como actor. Ruy-Blas es un habitual de la escena madrileña y, por tanto, del Café Central de Madrid, a donde regresa la próxima semana, del 3 al 9 de octubre, acompañado por Luis Guerra (piano), Reinier "El Negrón" Elizarde (contrabajo) y Noah Shaye (batería).
Pedro tiene la madurez y experiencia precisas para hacer del jazz un universo personal y propio, ahí se mueve con soltura y sabiduría y además también sabe ser divertido, crea una atmósfera personal donde se unen el rigor musical con una vitalidad que expresa la apasionada actitud del cantante con todas las cosas de este mundo.
En 2008 sacó 'Ample', su último disco hasta la fecha dentro de una larga colección de publicaciones, firmando diez temas y que fue nominado para los Premios de la Música. Ahora, regresa al Café Central en cuarteto, con temas propios y otros sacados de grandes musicales de Broadway: una larga y hermosa tradición del jazz, que tanto se ha nutrido de esas fuentes desde hace décadas.
Artistas:
Pedro Ruy-Blas
Luis Guerra
Reinier Elizarde
Noah Shaye
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sep
2011
Dolores fue un grupo de capital importancia en el desarrollo de la música española en la segunda mitad de los 70, formado alrededor del vocalista y batería Pedro
Ruy-Blas (nombre real Pedro Ample) que había adquirido cierta fama en las listas de éxitos con el tema melódico "A los que hirió el amor".
El grupo toca en un principio por poco dinero en clubes de Madrid, pero su calidad les hace merecer un contrato para la marca Polydor para la que graban "Luna llena" con el nombre de Pedro, y
posteriormente el álbum "Dolores", con un tema, "La niña de los Montoya" con claras influencias clásico-andaluzas que se escucha en la radio como una brisa de aire fresco entre tanta rumba para
camionero de la época.
Pedro es un catalizador y un animador del grupo, y todos están enamorados del primer Return to Forever de Chick Corea y de la música de Airto Moreira, por lo que en este primer disco el sonido es
abierto, indiscutiblemente español, pero con aires latinos, especialmente brasileros y colores jazzísticos al modo de la Orquesta Mirasol de Barcelona.
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http://todaesamusica.blogspot.com.es/2012/10/pedro-ruy-blas-unico.html
por Jose Ramón San Juan
Pedro Ruy-Blas (Pedro Ample, Madrid, 1949) empezó en la música a los quince años, en grupos de su barrio, pero cuatro años más tarde ya sustituyó a Teddy Bautista al frente de 'Los Canarios', cuando éste tuvo que hacer el servicio militar, buena prueba de que a temprana edad su voz y estilo descollaban netamente en el panorama musical de Madrid, aunque aún estaba lejos de desplegar todo el talento y la versatilidad que le han hecho único dentro y fuera de España.
A los veinte años. bajo la férula de Alain Milhaud, ya obtiene un gran éxito nacional con la canción 'A los que hirió el amor', versión española de un
tema interpretado por Johnny Halliday bajo el título 'Ceux que l'amour a blessé'. Durante cinco años más el productor-manager francojudío, considerado
por entonces como un genio y un rey Midas de la música pop española (con 'Los Canarios' y los 'Pop Tops', especialmente), intenta inútilmente hacerle repetir la experiencia con
versiones de temas extranjeros. Algunas de las canciones, por otra parte, serían censuradas por la paranoia franquista.
Pedro no es el tipico cantante-marioneta tan del gusto de las discográficas entonces y ahora. Además de una gran voz tiene personalidad y criterio. Es un músico (cosa no tan común en los
cantantes)y es creativo. Su gran ambición es musical, no pura ansiedad de éxitos a cualquier precio. En 1975 ficha con Polydor, donde graba, como compositor y productor, el disco
'Luna Llena', en el que, precursoramente, se rodea de jóvenes músicos destinados a marcar una honda huella de calidad en la música española, como Tomás San
Miguel, Jorge Pardo o José Antonio Galicia. 'Luna Llena' es editado también en Estados Unidos por 'Miami Records'.
En 1976, con casi el mismo 'núcleo duro' musical de 'Luna llena' (Pardo y San Miguel. especialmente) pero reforzado con instrumentos de viento, nace 'Dolores', que con su título
anuncia la creación del grupo que firmará los dos discos siguientes. Aquí Pedro Ruy-Blas aporta sólo tres de los siete temas del disco, uno de ellos ('La niña de los
Montoya') en colaboración con el malogrado Hilario Camacho. El siguiente, 'La puerta abierta' (1977) registra la ausencia de Tomás San
Miguel y la aparición de Jorge Pardo como compositor. El tercer y último disco de 'Dolores', 'Asa Nisi Masa' (1978), es un mano a mano entre Pedro y Jorge Pardo, que se
reparten a medias la composición de los títulos del disco, grabado con una formación reducida, sin piano ni teclados, en la que destaca la participación del percusionista Rubem
Dantas y la colaboración de Paco de Lucía.
En 1979, cuando se da por concluído el proyecto 'Dolores', Pedro Ruy-Blas tiene 30 años y una trayectoria envidiable. El grupo -sin duda precisamente por su calidad y originalidad- no ha logrado
calar a nivel popular, pero todos los amantes no superficiales de la música le reconocen su extraordinario mérito; ha participado en festivales de jazz y su música progresiva se ha hecho escuchar
y reconocer en lugares tan alejados como Estados Unidos o Japón y tan inasequibles como Gran Bretaña. Consecuentemente, queda en la historia
contemporánea de la música española como una de las cimas más altas.
'Puente aéreo' es el nombre que recibe el siguiente proyecto de Pedro Ruy-Blas, que no tiene -lamentablemente- dimensión discográfica. Se trata de una gran banda que
reúne a algunos de los mejores músicos de Madrid y Barcelona (de ahí su denominación) y en la que se va pergeñando el que será su siguiente disco, 'Madre ciudad' (1984).
Pedro compone solo o en colaboración seis de los siete temas que lo integran y es ,sin duda, uno de los discos más 'suyos', en el que sedimentan las experiencias de 25 años de carrera,
que fueron otros tantos de aprendizaje y autodefinición.
Habrán de pasar quince años para que sea posible disfrutar un nuevo disco bajo la signatura de Pedro Ruy-Blas. Se trata de 'Teatro, circo y variedades' (1999), de cuyo
contenido, lamentablemente, apenas trascendió al público otro tema que 'Batuque bebé', homenaje a la música afrobrasileña en el que contó con la colaboración de
Ana Belén.
Erraría quien dedujera de esa sequía discográfica la inactividad profesional. La comedia musical y el jazz han llenado con intensidad esa supuesta laguna. Su Judas en 'Jesucristo Superstar', su Jean Valjean en 'Los miserables', su Menelao en 'La bella Helena' o su Goya en 'La maja de Goya' están, junto a otras actividades suyas similares, en los anales de la música española con un subrayado que nadie más merece hasta la fecha en el terreno de la música popular. Cantando sus propias composiciones o las de otros, Pedro Ruy-Blas está siempre a la altura necesaria, como el gran profesional que es. El suyo no es un éxito de relumbrón, de superventas o llenaplazas, sino el de un talento, una versatilidad y una coherencia que no tiene parangón en este país.
Finalmente, quiero llamar la atención sobre sus dos últimos discos: 'De todo corazón' (2003), interesante reinterpretación de éxitos de los años 60 y algunos anteriores a la luz del jazz, y 'Ample' (2008), conjunto de homenajes regidos por el sentimiento y la admiración. Ambos retratan al mejor de nuestros músicos-artistas (muchos se dicen tales, pero pocos lo son) más allá de lo que puedan expresar las palabras. Todavía son encontrables y merecen mucho la pena.
"MADRE CUIDAD" (1984), DE PEDRO RUY-BLAS.
POSIBLEMENTE EL MEJOR DISCO DE JAZZ ESPAÑOL DE TODOS LOS TIEMPOS.
Por José López Pérez.
Editado por Nuevos Medios, la compañía del pionero, ya desaparecido, Mario Pacheco, “Madre Ciudad” me parece el mejor disco de jazz español de todos los tiempos. Guardo como oro en paño el vinilo que tengo en perfecto estado pese a ser de 1984.
El título es el primer acierto, pero es que la voz de Pedro Ruy Blas suena potente, matizada, improvisa con gran acierto y gracia, los temas son magistrales. Los músicos que le acompañan son de primerísimo nivel: Jorge Pardo, Carles Benavent, Rubén Dantás, Manuel Santisteban, Tito Duarte, Larry Martin, Quim Requejo, Zazé N´Gambi, Toni Aguilar o Paco Palacios. De lujo.
Para mí es el mejor disco de jazz español de todos los tiempos. Los siete cortes son excelentes, las letras excelsas. Me gustan especialmente 5 canciones “Madre Ciudad”, “Al doblar una esquina”, “Me he debido morir”, “Una canción” y “La penúltima copa”.
Pedro Ruy Blas, cuyo verdadero nombre es Pedro Ample, nació en Madrid en 1949. Es baterista, cantante, compositor y actor, fundamentalmente un pionero y un innovador.
Logró gran popularidad en 1970 con la canción “A los que hirió el amor”. Antes, fue miembro del mítico grupo Los Canarios (el líder era Teddy Bautista, que durante tantos años gestionó la SGAE, que cuando entró Pedro en 1968, estaba realizando el servicio militar obligatorio).
Más tarde creó el grupo Dolores, reorientando su carrera hacia el jazz fusión, junto a jóvenes músicos como Jorge Pardo, José Antonio Galicia o Rubén Dantás. En esta formación, descubrimos a Pedro como un excelente baterista y percusionista. Grabaron varios discos para Polygram: “Luna llena”, “Dolores”, “La Puerta Abierta” y “Asa-Nisi-Masa”. Pronto se convirtió en una de las formaciones más importantes del sonido progresivo en España y así se produjo su colaboración con Paco de Lucía, impulsando una nueva época para el flamenco.
También se ha dedicado al teatro musical, en montajes como “Jesucristo Superstar”, “La bella Helena” o “Los Miserables”.
En cine ha puesto su voz en “El príncipe de Egipto” y “El emperador y sus locuras”, como actor ha participado en “Cándida”, de Guillermo Fesser, de 2006.
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